Hoy me desperté sin alarma. Como todos los días pero un poco más tarde. Quería escribir. Pero las palabras no acudían a mi mente. Pensé en vos. Como todas las mañanas cuando me despierto, hace por lo menos un año. Había llovido y el patio era todo barro. Lila y Jazmín, las perras, habían desordenado todo. Me puse el piloto y salí. Decidí que si caminaba iba a poder encontrar la inspiración que necesitaba para escribir. Sentía mi cabeza dentro de una nebulosa. Algo luchaba contra sí mismo. Como una batalla de voluntades dispersas. Decidí no hablar con vos a través del viento. Pero también venia otra voz que decía que si no lo hacía, no iba a poder escribir. Di vuelta a la manzana intentando entender por que mi mente no podía fijarse en otra cosa que no fuera lo que había pasado. Las despedidas duelen. Si. Duelen bastante. ¿Pero como se hace para crear a partir de eso?. Tu fantasma me acompañaba en todo momento. Que duro cuando los fantasmas nos acechan. En el viento veía tu cara, un montón de veces al día. A veces también en el living, pero menos...